LOBO III
Diego Membiela Lopez
Me gustaba observar los animales y disfrutar del maravilloso entorno natural, analizar su comportamiento y admirar su inteligencia, y hasta diría que intentar comprender sus íntimos sentimientos y, sobre todo, amar su inocencia. Pocas cosas en la vida pueden proporcionarte tanta satisfacción como sentirte parte de la naturaleza e intentar decifrar sus misterios.
Absorto en mis pensamientos, creí oir un ruido de pisadas, <<¡Estoy haciendo un rececho de venado>>, me dije. Instintivamente le vanté el rifle de cerrojo Sig Sauer 90, calibre 30-06 Springfield.
apunté a la oscuridad con un cierto temblor, y...una vaca inició una corta carrera dándome el correspondiente tremendo susto. En la más completa oscuridad y en la soledad más absoluta, estos sucesos pueden ocasionarte un infarto de miocardio en nada que te descuides. Continué avanzando lentamente, las primeras y tímidas luces del alba comenzaban a filtrarse entre la frondosidad de los recios robles. Ya se adivinaba el final, la verde pradera pronto aparecería frente a mi. Tengo que decir que atravesar el bosque, tanto de ida como a la vuelta, era un verdadero reto, en numerosas ocasiones daba con mis huesos en tierra.
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