NARRACIONES EXTRAORDINARIAS
"Quien entre aquí será un conquistador.
Quien mate al dragón, el escudo ganará"
Ethelredo levantó su mano y golpeó la cabeza del dragón, que cayó ante él, exhalando un pestífero aliento, con un bramido tan horrible, tan áspero y a la vez tan penetrante, que Ethelredo se cubrió sus oídos con las manos para librarse de un terrible ruido que nunca hasta entonces había escuchado.
Al llegar a este punto, volví a detenerme, y esta vez lleno de asombro, pues no podía caber duda de que en aquel instante yo estaba oyendo real y verdaderamente (aunque me fuera imposible determinar en qué dirección provenía) un ruido sordo y aparentemente distante, pero áspero, prolongado y singularmente agudo y penetrante; exacta imitación de lo que mi imaginación había supuesto ser el horrible bramido del dragón descrito por el novelista.
Oprimido como ciertamente lo estaba sobre la casualidad de la segunda y más extraordinaria coincidencia, por mil sensaciones contradictorias, entre las que predominaban el asombro y el terror, tuve, sin embargo, la suficiente presencia de ánimo como para abstenerme de excitar por medio de cualquier observación la sensibilidad nerviosa de mi amigo. Yo no estaba muy seguro de que él hubiera escuchado el sonido en cuestión, aunque, evidentemente, en los últimos minutos, una extraña alteración se había operado en su actitud. Situado frente a mi, había ido girando poco a poco su silla como para sentarse mirando hacia la puerta; de este modo, apenas podía ver sus rasgos, aunque podía ver sus labios temblar con un murmullo irreconocible. Había inclinado la cabeza sobre el pecho, pero yo sabía que no dormía porque el ojo que yo veía de perfil estaba abierto. Además, el movimiento de su cuerpo contradecía esta idea, pues se movía de un lado a otro con un constante y uniforme balanceo. Habiendo observado con rapidez todo esto, volví a la narración de Sir Lancelot, que proseguía así:
"Después, el campeón, habiéndose escapado de la terrible furia del dragón, recordando la leyenda del escudo de bronce y que el encantamiento que figuraba encima estaba roto, apartó el cadáver de dragón fuera de su camino y se acerco valerosamente por el pavimento de plata del castillo hacia la pared donde estaba el escudo, el cual, sin esperar a que el caballero se le acercara, cayó pesadamente a sus pies sobre el piso de plata, produciéndose un enorme y terrible sonido,,,"
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