UNA REFLEXIÓN PRINCIPESCA
El diálogo entre el Principito y el zorro
sobre la importancia del tiempo y del rito para la formación de lazos tiene una
significación muy profunda sobre la psicología humana y ayuda a entender el
valor de la vida en común.
En su asteroide, el
Principito de Antoine de Saint-Exupéry cultiva con abnegado fervor una rosa,
creyéndola única, sin detenerse a pensar si habrá en otros lugares del universo
otras rosas de colores más lustrosos o aromas más delicados. Luego, cuando el
Principito viaje a la Tierra, descubrirá un jardín restallante de rosas; y, por
un instante, se sentirá aplastado por la decepción, pues lo que creía único e
irrepetible se torna vulgar y archirrepetido. Entonces, cuando el desconsuelo
empieza a hacer presa en él, aparece en escena un Zorro, con el que siente
deseos de jugar. Pero el Zorro le indica muy sabiamente que, para poder
hacerlo, antes tendrá que ‘domesticarlo’, creando lazos con él, hasta que
tengan ‘necesidad el uno del otro’, de tal manera que el Principito se torne
único para el Zorro y el Zorro único para el Principito.
PRINCESA
https://youtu.be/IrR0-mIbBrI
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