Las tropas imperiales sitiaron el castillo, defendiéndose los sitiados con tanta fe, que Conrado desvió el río Sulm para privarles de agua e intentar evitar que las aves sobrevolasen el lugar, para impedir su caza. Eso tampoco doblegó a los asediados, así que el emperador lanzó un ultimátum a la plaza, advirtiendo que, si no entregaban el castillo, le prendería fuego con los defensores dentro. Los sitiados apelaron a su benevolencia para que, al menos, dejara salir a las mujeres. Conrado aceptó, y también cedió en la petición de ellas de llevarse sus bienes más preciados siempre que pudieran llevarlos ellas mismas, sin ayuda de animales o carros. A la mañana siguiente, se abrieron las puertas y los soldados atacantes vieron a las mujeres salir cargando en sus hombros a los hombres, ya fueran maridos, padres o hijos. Conrado, supo encajar bien lo llevado a cabo por las mujeres, y permitió su marcha, ya que se ajustaba a lo pactado y él, además, había recuperado su castillo. El pueblo rebautizó la fortaleza con el nombre de Weibertreu, que significa fe de la mujer.
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Cosa sarà?
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