Teniendo la
inmensa merced de un Caudillo excepcional que sólo podemos valorar como uno de
esos regalos que, por algo muy grande, hace la Providencia a las naciones cada
tres o cuatro siglos.
Muchos se asombran de las demostraciones de cariño en Londres hacia la Reina de Inglaterra y de las interminables colas que se forman para darle su adiós.
A la memoria me vienen los cientos de miles que acudieron al Palacio Real para despedir a Franco.
El protocolo, la pompa y la circunstancia para honrar al Generalísimo no desmerecieron de lo que vemos hoy en Londres y que tanto admiran hoy muchos españoles.
La memoria es muy frágil.
Las imágenes no mienten.
Y Franco dejó una España, irreconocible hoy, a la que sacó de la miseria y volvió a colocar en el mundo.
Isabel II deja hoy una Gran Bretaña desestructurada socialmente, durante su reinado se liquidó el Imperio Británico y la propia Gran Bretaña al borde de la ruptura.
MI TIERRA
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