EL MUNDO AL REVÉS I
Contra
Verbosos
Noli
Contenderé Verbis:
Sermo
datur Cunctis, Animi Sapientia Paucis.
(No
perdáis el tiempo peleando con tontos: a todos se concede la palabra, pero a
pocos la sabiduría)
Marco
Procio Catone
(Lo
mismo que “Carthago Delenda est”)
En el mundo, por el contrario, todos los ámbitos están patas arriba y los temas más queridos por la sociedad, como el respeto por la naturaleza y el medio ambiente, sufren diariamente amplificaciones y distorsiones que los transforman de necesidades para el bienestar y la prosperidad de la humanidad a verdaderas y propias religiones extremistas, absolutas y autorreferenciales.
En lugar de centrar la atención en los resultados que queremos lograr por su viabilidad, así como en su conveniencia, la tendencia es abrazar corrientes ideológicas e identitarias, enamorarse de ellas y desafiar las pruebas para sacar adelante ideas extravagantes que aparentemente nos califican de inclusivos, ecologistas, animalistas, progresistas y modernos. El ambientalismo de moda -el de Greta, el de los activistas de la Última Generación- agita el fantasma de la extinción de las especies y del apocalipsis global para empujarnos a adoptar medidas cuestionables sobre los efectos que tendrán en la evolución del planeta, pero lo que seguramente conducirá a una degradación del bienestar actual en nombre de un futuro que desconocemos.
“Me robaste los sueños” -brama el
adolescente escandinavo, ídolo de otros miles de jóvenes fervientes. No hablo
demasiado de representaciones oníricas, pero el tan despreciado progreso
industrial te ha garantizado el desvelo y un presente más que confortable. Te
hizo nacer en un hospital, reduciendo la mortalidad infantil a cifras
irrisorias; te hizo crecer en un hogar dotado de todas las comodidades
permitiéndote desarrollar otras habilidades que no estaban relacionadas con la
mera supervivencia; te ha dado una educación, gracias a los miles de otros
hombres que trabajaron duro por este servicio y te permite difundir tu mensaje
despectivo, contra quienes permitieron todo esto, a través de los medios de
comunicación que siguen emitiendo esas tan denigradas toneladas de CO2
El ambientalismo pragmático -el verdadero- estudia, en cambio, la relación entre la humanidad y el medio ambiente entendido como un ecosistema necesario para el sustento de la vida y funcional para aumentar el bienestar humano. Considerar el medio ambiente como un sistema aislado e independiente que debe ser preservado independientemente no tiene significado ni propósito. Esta última visión, además, es realmente difícil de comprender.
Si tuviera que preservar el medio ambiente tal como es, y tal como lo concibió
la Madre Naturaleza, tendría que renunciar a luchar contra la viruela, un producto
exquisitamente natural; Debo abandonar las técnicas de riego de la tierra,
porque provocan el desvío de los cursos de agua que naturalmente descienden
hacia el valle; Debería aborrecer los asentamientos urbanos porque modifican
irreversiblemente el ecosistema original. Sin llegar a estas representaciones
extremas, los ecologistas de última hora se han transformado en monjes fundamentalistas
que predican formas de vida ascéticas y vencidas y que anhelarían, basándose en
lo que proponen, volver al buen salvaje. Repudian el bienestar que produce el
progreso y volverían, en palabras, a vivir felices en ósmosis con la Naturaleza
como todos los demás seres de la creación.
Chaka Khan
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